El artículo que reproducimos a continuación lo publica nuestro compañero Javier Flores, afiliado a UPyD en Madrid, en la web del partido así como en el diario El Mundo (sección de cartas al director).
Gracias Javier por dejarnos compartirlo.
Hay un muro casi tan terrible como el de Berlín: indiferencia, desilusión y apatía de un lado; de otro lado acción, ideas e iniciativas. Es un muro que separa a los ciudadanos de la política de la cual deben sentirse partícipes, de las cosas importantes de las que deben ser informados, de los acontecimientos cuyo protagonismo les corresponde.
Sin embargo nuestra política tradicional no es precisamente un ejemplo de transparencia y participación. Por todos es conocido e incluso asumido por algunos como mal necesario, la opacidad y cortapisas que ponen los megapartidos a la participación de los ciudadanos. La nula conexión ciudadana no es producto de la incapacidad o falta de inteligencia de los dirigentes de los viejos partidos, sino de un completo y absoluto desinterés y falta de voluntad por promover una efectiva, personal y transparente participación de los ciudadanos en la política. Prefieren mantener un perfil público mediocre, aburrido, desesperante, obtuso, confuso y difuso que contribuye a levantar el muro de la política.
Es el problema de siempre las mismas caras, el problema de siempre los mismos vicios, el mismo juego de los abusos y los poderes personales de unos señores de siempre a quienes ya no reconoce ni la madre que los parió; lo de las incompatibiliadades y la regeneración parece no cuajar en los partidos tradicionales, prefieren perpetuarse en la poltrona y practicar su juego inútil de disputas, declaraciones y movimientos de cara a la galería, anclados en convencionalismos, no en convicciones.
Me niego a creer que a la gente no le interesa la política; soy de los que piensan que simplemente está perpleja y excéptica. Todos conocemos a personas atrevidas, irreverentes, inconformistas, que se cuestionan lo establecido; y es precisamente esto lo que contribuye a empujar la sociedad, a moverla, a hacerla avanzar. Los partidos políticos deberían ser herramientas para ayudarles a que no les disparen al intentar cruzar el muro, sobrevivir y pasar al otro lado, donde por cierto no hay sino trabajo, paciencia, disciplina y humildad, pero la participación con esas condiciones existe.
Estoy seguro de que en los próximos años asistiremos a una profunda transformación del panorama político y que muchos ciudadanos hoy anónimos que están cansados de hacer de tripas corazón cada vez que ven la televisión, escuchan la radio o leen el periódico, cruzarán el muro y tendrán cada vez un mayor protagonismo.
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