¡A rebato!

Hace unas semanas me pareció escuchar en la lejanía el sonido de un redoble de tambor y tararís de cornetas, entonces lo achaqué a algún ensayo de las múltiples bandas de nuestra ciudad pero ahora sé que aquél toque a rebato debió de producirse sin duda en las oficinas de nuestro Excmo. Ayuntamiento. No encuentro otra explicación que justifique que nuestros responsables municipales nos hayan sorprendido en tan corto intervalo de tiempo con propuestas tan grandilocuentes como las que actualmente llenan los titulares de los medios locales.

Normalmente, ese toque militar resuena cuando faltan unos meses para las elecciones locales, en esta ocasión se ha adelantado más de la cuenta, debe ser por eso del cambio climático que nos lleva a todos locos con eso de que el verano llega antes y el invierno dura menos…no lo sé. Lo cierto es que sólo restan dos semanas para que acabe el año y yo me jugaría un café con leche a que aún nos queda por oír algún sonado anuncio por parte de nuestros creativos e incansables munícipes. Puede ser que Paulina Rubio, enamorada de Orihuela tras su visita a la ciudad, haya decidido grabar un disco homenaje a Miguel Hernández, o que hayan comenzado las catas para restaurar el Castillo de los Moros con el añadido de un teleférico que permita visitarlo desde la Glorieta Gabriel Miró,…No sé, no sé, pero algo gordo parece estar cociéndose para completar la trinidad de las grandes iniciativas pre-electorales, uniéndose a la magna obra del aparcamiento de Los Andenes y a la solicitud de que Orihuela sea declarada Patrimonio de la Humanidad (lo de la Plaza de Toros se quedó en el camino como uno de tantos juguetes rotos).

Por otro lado, es lógico que se haya ordenado a las prietas filas del equipo de gobierno un poco de esfuerzo extra: se ha consumido ya más de la mitad del mandato para el que fueron elegidos los actuales gobernantes y poco se ha avanzado para cumplir las propuestas que jalonaron todos y cada uno de los actos electorales con los que Mónica Lorente y su equipo fueron convenciendo a los oriolanos para que depositáramos nuestra confianza en ella y en su partido para otros cuatro años más (y ya van 25). De verdad que les recomiendo un paseo por la crónica de aquéllos intensos días de campaña y que se relatan fielmente en la página web del Partido Popular oriolano, no he tenido la ocasión aún de repasar uno por uno los compromisos adquiridos por la entonces aspirante a la alcaldía pero así a bote pronto no parecen haberse cumplido muchos de ellos. Corríjanme por favor si me equivoco.

La estrategia parece pues clara, encender cuanto antes los faros para deslumbrar a la ciudadanía con grandes propuestas que logren un doble objetivo: por un lado, generar la necesidad del voto al PP para que estas propuestas puedan llevarse a cabo, y, por otro, sentar las bases para posteriores reclamaciones victimistas (“¡no nos dejan!”, “¡ZP bloquea el progreso de Orihuela!”…) que tan buenos réditos electorales ha tenido siempre para el PP valenciano.

De ese discurso victimista que se otea para los albores de 2011, los compañeros de UPyD Orihuela esperamos tomar lecciones como aprendices de la política que somos. Tenemos una gran curiosidad por ver cómo se da forma a ese discurso cuando gran parte de la inversión realizada en la ciudad durante el presente año y el que viene será ejecutada con fondos del malísimo y perverso Gobierno socialista. No sólo eso: merecerá también la pena ver cómo habrán de tragarse sapos de tamaño considerable cuando los oriolanos discípulos de Ripoll tengan que agradecer también a sus archienemigos campsistas que haya sido la Generalitat quien haya acabado de pagar la factura de sus promesas electorales. De todo ello tomaremos buena nota en nuestro proceso de aprendizaje, al menos como demostración práctica de las retóricas electoralistas y del lenguaje de la manipulación cuyo rechazo absoluto nos ha motivado a meternos en este berenjenal.

Desde UPyD Orihuela, pedimos a los miembros del equipo de gobierno que prioricen otro tipo de actuaciones más apremiantes para la ciudad y que ellos conocen mejor que nadie, y pedimos también a los oriolanos que sean críticos y que no se dejen deslumbrar por los brillos de las grandes iniciativas y los monumentales proyectos. Ya sabemos que no suelen llegar a ningún sitio y que, cuando lo hacen, dejan por el camino miles de otras pequeñas cosas mucho más necesarias que luego, como diría Serrat, se nos van apareciendo por los cajones.

Pedro Deltell